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Alicia Delibes, la ex anarquista que quiere acabar con la escuela pública

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Alfredo Grimaldos

  La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid esta encabezada por Lucia Figar de la Calle, una protegida de Esperanza Aguirre que antes estuvo al frente del departamento de Inmigración. Casada con Carlos Aragonés, que fue el poderoso jefe de Gabinete de José María Aznar en La Moncloa y uno de los más destacados miembros del Clan de Valladolid, Figar es la madrina del pequeño Rodrigo Agag Aznar, primer nieto de José María Aznar, y goza de buenos respaldos en el partido. Tiene más escenario que discurso, pero cuenta con una “ideóloga” que es la encargada de diseñar la ofensiva contra la escuela pública y hacerle el trabajo sucio: Alicia Delibes, que fue primero directora General de Ordenación Académica y ahora lleva varios años ocupando el puesto de viceconsejera de Educación.
  Todos los servicios públicos son susceptibles de ser convertidos en negocio particular. Y la educación, por supuesto, no se escapa del afán privatizador del Gobierno de Esperanza Aguirre. La estrategia consiste en beneficiar, cada vez más, a la escuela concertada y dejar que se descomponga el sistema público, manteniéndolo desasistido presupuestariamente, bajando los costes hasta asfixiarlo y “externalizando” todos los servicios posibles.
 alicia.jpg Desde la llegada de Esperanza Aguirre a la presidencia de la Comunidad de Madrid, el objetivo del Gobierno regional ha sido conceder subvenciones públicas a todos los centros de educación infantil que las solicitaran. Terminada la concertación de esa etapa de escolarización no obligatoria, la misma actuación se está trasladando al bachillerato: la Consejería de Educación pretende que, durante los próximos años, estén subvencionados todos los colegios privados que lo pidan. Quizás la actual crisis económica retrase algo este proceso. Con los presupuestos dedicados a esta ampliación de subvenciones se podrían construir y dotar numerosos centros públicos en los barrios donde se están asentando las familias jóvenes de la región madrileña.
  Delibes es la máxima inspiradora de esa “revolución liberal” de Esperanza Aguirre en el mundo de la educación. Los sindicatos de  trabajadores de la enseñanza consideran que Figar es una especie de consejera “virtual”, con la que resulta imposible sentarse a negociar. Y la misma sensación tiene el presidente de la F.A.PA. Giner de Los Ríos, José Luis Pazos: “Nuestra asociación representa al 74% de los padres de la Comunidad de Madrid y yo no conozco personalmente a Lucía Figar, nunca se ha reunido con nosotros. Pero sí lo ha hecho con una mínima representación de padres interesados en la objeción de conciencia de Educación para la Ciudadanía. Cada uno tiene sus prioridades”.
  Alicia Delibes está casada con Regino García-Badell, jefe de gabinete de Esperanza Aguirre y una de las personas que más ascendencia tiene sobre la presidenta. Él es quien le escribe los discursos, dirige su campaña electoral y propone las directrices contrainformativas de Telemadrid. Delibes desciende, por parte de madre, de la rama española de Jacques Linniers, Virrey de la Plata, que primero representó, en Buenos Aires, a Napoleón y después al rey de España. Es familia de Cari Lapique, la mujer de Carlos Goyanes, y sobrina carnal del escritor Miguel Delibes.
  Licenciada en Ciencias Exactas, se incorpora a la enseñanza en 1972, como profesora de matemáticas de Enseñanza Media, en institutos de diferentes provincias españolas, hasta que en 1976 aprueba su oposición y se convierte en funcionaria pública. Como buena liberal. Aunque en esa época todavía debía de estar cerca de la acracia, como su marido y sus dos cuñados, Luis María y Gonzalo García-Badell, sobrinos del “Canicerito de Málaga” Carlos Arias Navarro. Más de un disgusto le dieron al viejo represor –sanguinario fiscal durante la guerra y la posguerra, ministro de la Gobernación y alcalde de Madrid, antes de presidir el gobierno de Franco- los tres hijos de su hermana durante su etapa universitaria. En aquella época coqueteaban nada menos que con la ilegal CNT, según recuerdan algunos de sus compañeros de entonces. Parece ser incluso se organizó una tremenda pelotera familiar cuando el Gobierno presidido por el tío Carlos dio el “enterado” para que se procediera a fusilar a las cinco últimas víctimas del franquismo, el 27 de diciembre de 1975. Los sobrinísimos discutieron con su tío. Hoy le reivindican con fervor.

FACHA DESALIÑADA
  Como ellos, Alicia Delibes ha derivado ideológicamente hasta la extrema derecha, pero todavía le queda, de los tiempos de la Transición, cierta estética de “progre”, aunque este concepto es uno de los que más detesta. En una ocasión, en la propia sede de la Comunidad, en la Puerta del Sol, se cruza con Esperanza Aguirre, que acaba de finalizar un encuentro con representantes de los sindicatos de la enseñanza. Delibes aparece con su característico estilo desaliñado, y la presidenta, que siempre va tan compuesta, le dice delante de todos: “Ay, chica, cómo vienes, ¿por qué no te arreglas un poco?, qué pelo llevas, ponte otra ropa”.
  Alicia Delibes ha sido colaboradora de la COPE y dispone de una tribuna privilegiada en Libertad Digital, el diario en la red de Federico Jiménez Losantos, donde ha escrito con profusión artículos a favor de la ofensiva educativa contra la enseñanza pública que ella patrocina desde su cargo. La viceconsejera es amiga de la esposa de Jiménez Losantos, María Milagros Torres Cayuela, profesora de Lengua y Literatura, quien fue también recompensada, en la primera legislatura de Aguirre, con un puesto en la Dirección General de Ordenación Académica: Jefa de Servicio de Formación del Profesorado. Actualmente, la mujer del ex locutor de la COPE sigue disfrutando de un puesto de libre designación en la Comunidad.
Pendiente de controlar todos los resortes que pueden decidir su futuro político, Delibes siempre ha intentado estar cerca de la FAES del ex presidente Aznar. En 2005 publica, en el nº 21 de la Revista de esta fundación, “Papeles de Educación”, el artículo titulado: “En nombre de la equidad no se puede extender la ignorancia. El problema de la educación en España”. Y en febrero de 2008, en el número 66 de la misma revista: “Cuatro años de retroceso en la educación española”.
  Pero donde mejor se retrata a sí misma es en Libertad Digital: “Si yo en 1996 decidí, por primera vez, votar al Partido Popular fue, entre otras cosas, porque mi conciencia me exigía castigar a un partido, el PSOE, que prefería borreguitos serviles a ciudadanos instruidos y porque quería colaborar, al menos con mi voto, a que ese partido dejara de una vez de organizar la educación en España. Y voté con sensación de angustia, porque abandonar la tribu progresista no es cosa fácil, sobre todo cuando abandonarla exige reconocer que la derecha es la que defiende los valores en los que realmente uno cree, como la verdad, la lealtad, la generosidad, la responsabilidad o la libertad”.
 


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