A los
piratas somalíes les queda mucho por aprender.
Eduardo
Albaladejo
Mientras
cientos de editorialistas, sociólogos, antropólogos y politólogos llenaban las
páginas y las ondas de los medios de comunicación de sandeces y sesudas cávalas
sobre los “sanguinarios” piratas que tenían secuestrados a la tripulación del
Alakrana. Mientras casi nadie publicaba una opinión distinta, que hiciese
alusión a que los auténticos piratas eran el armador, las conserveras y las
multinacionales del negocio pesquero, que esquilman los mares sin contemplación
alguna. Mientras nadie, o casi nadie, hacía un paralelismo entre el “rescate” y
el “canon” que los armadores españoles han pagado desde hace décadas al rey de
Marruecos para que éste les permita arrasar sus recursos pesqueros. Mientras
intrépidos enviados especiales se llevaban las manos a la cabeza porque los
“sanguinarios” piratas habían utilizado el dinero del rescate para, nada menos,
que casarse... Mientras todo este demencial circo mantenía la materia gris de
la población ocupada, salía a la luz en Algeciras (Cádiz), un libro solidario y
dotado de una muy importante base científica, que nos ha recordado que, hasta
hace muy poquito, nuestros “jefes de los piratas” tenían nombre de Borbón.
Además, la interesante obra nos ha
puesto al tanto de que a nuestros “piratas” particulares, después de sus
apresamientos, los esperaban en los muelles de Algeciras, Tarifa y Ceuta, un
notario del rey, un delegado de su Hacienda, un militarote encargado de guardar
el orden, un cónsul de la parte contraria y, por supuesto..., nuestros queridos
armadores, frotándose las manos para celebrar el botín capturado por sus
empleados y que lo hacían bajo la bandera real y el permiso de una patente de
corso.
“El Estrecho de Gibraltar en las Guerras Napoleónicas
(1796-1814). Guerra de corso, comercio, navegación y naufragios”, obra
del historiador Mario L. Ocaña Torres, pone los puntos sobre las ies y nos
sitúa en el contexto histórico en donde se desarrollaron las campañas de corso que el gran público ha
identificado como “pirateo”, pero que, en el fondo, no era otra cosa que el
acoso y captura de todo barco que se menease en el Estrecho de Gibraltar, con
la autorización por escrito de su majestad y la participación activa de todas
las instituciones del Estado. “Ríanse
ustedes del dispendio del rescate del Alakrana, gastado en bodas, cuando aquí,
hace escasamente 200 años, se repartía el botín de secuestros y asaltos ante
notarios y representantes del Borbón de turno”, afirmaba el escritor y periodista Juan José Téllez en la
presentación de la obra, el pasado mes de diciembre.
El libro nos narra, además de situarnos en un contexto
histórico de guerras por la independencia y del antiguo régimen contra los
partidarios de los tan necesarios cambios políticos y sociales, cómo se armaban
las flotas de barcos corsarios, cómo se hacían los repartos del botín, cómo el
rey se llevaba una buena parte del mismo y… las miserables condiciones de vida,
en tierra y en la mar, de los marineros que se embarcaban a la aventura de
llevarse una mínima parte de aquellos actos de robo y saqueo, que, por otro
lado, eran ejercidos por todas las flotas de los imperios del momento.
El trabajado de Mario Ocaña, además de ese repaso histórico
de unos acontecimientos que nunca ha interesado destacar -los piratas siempre
han sido los otros, hijos de la pérfida Albión, los bucaneros holandeses o los
malvados gabachos-, es un libro solidario. Editado por la revista de ocio
“Apunta”, de el Campo de Gibraltar, los beneficios obtenidos por su venta irán
destinados a los refugiados saharauis en Argelia. En concreto, los fondos se
emplearán en El Centro de Atención para Disminuidos Psíquicos de Smara, en
donde se atienden diariamente a unos 80 alumnos de entre 8 y 28 años.
La obra, abundantemente documentado con datos de comercio, batallas, apresamientos, protestas y una larga lista de detalles que lo dotan de un gran rigor científico, tiene un total de 356 páginas, su precio es de 15 euros -gasto de envío incluidos- y se pueden pedir a Esta dirección de correo electrónico está protegida contra robots de spam. Necesita activar JavaScript para poder verla .
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