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SIETE VECES DETENIDO Y TORTURADO, 25 AÑOS DE PRISIÓN Y CUATRO BALAZOS DE LA POLICÍA

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Biografía de un militante del Socorro Rojo Internacional.

Ciete Calcerrada Fornieles

  N
ací el 9 octubre de 1958 en un barrio chabolista del norte de Madrid. Soy el tercero de siete hermanos, otros tres más murieron. Toda nuestra familia dependía entonces del salario de mi padre, barrendero municipal y albañil. Muchos miembros de mi familia fueron comunistas o cenetistas que combatieron en el Ejército republicano. Cuando cayó Madrid, sufrieron persecución, cárcel o exilio. Mi abuelo materno estuvo en campos de concentración y cárceles españolas. Uno de mis tíos fue deportado de los campos de concentración franceses al de exterminio nazi de Mauthausen, del que logró salir vivo.
  A los 16 años comencé a trabajar en lo que saliera: de botones, como ayudante de un representante o comercial, de mozo de descarga en los muelles de Atocha, de peón en la construcción o soldador en el metal... En el verano de 1977 me organicé en el PCE(r), cuya línea ya conocía tras la detención y el encarcelamiento de un familiar mío por militancia en la OMLE. Formé parte de una célula de barrio en Palomeras, Vallecas, integrada por jóvenes trabajadores. También impulsaba otra célula en Entrevías, de obreros de la construcción, antiguos militantes del PCE, que me doblaban la edad.
  ciete.jpgLa labor política más importante que desempeñamos en ese tiempo fue la de desenmascarar, por medio de reuniones y actos clandestinos, las verdaderas intenciones de la maniobra reformista del régimen franquista. Especialmente activas fueren las campañas contra el referéndum constitucional y las elecciones generales. También por la Amnistía y las verdaderas libertades políticas democráticas o conmemoraciones de la victoria en las urnas, el 16 de febrero de 1936, del Frente Popular. Reivindicábamos así el carácter popular de la República, por oposición a los grupos reformistas que, como hoy, reivindicaban la república burguesa del 14 de abril de 1931. Por todo este trabajo política fui detenido en enero y marzo de 1979, en aquellas redactas masivas como represalias tras acciones de los GRAPO. En una de ellas llegamos a ser detenidas hasta 108 personas, sólo en Madrid, acusados de militar, simpatizar o colaborar con el PCE(r) o con otras organizaciones democráticas como el Socorro Rojo, las Juventudes Antifascistas, la ODEA estudiantil o Pueblo y Cultura.
  La inmensa mayoría de los detenidos eran puestos en libertad sin pasar por el juez siquiera; otros sí eran encarcelados o procesados por “desórdenes públicos” o “propaganda ilegal”'. De lo que nadie se libraba era de las salvajes torturas que tenían lugar durante 10 días en los despachos de la Dirección General de Seguridad, en la Puerta del Sol, cuyo objetivo no era otro que aterrorizar a todos los detenidos para que abandonaran la lucha y, sobre todo, se desvincularan del PCE(r). Así se forjaba la “modélica y pacífica Transición'”. Y algunos de los hombres que la hicieron posible desde aquellas brigadas de torturadores ocupan hoy importantes puestos en la cúpula policial “democrática”.
Al estar fichado y con una causa pendiente, el servicio militar obligatorio lo hice en una compañía de castigo, en el Goloso, Madrid. Allí todos los oficiales y mandos militares eran fascistas que se jactaban de haber tomado parte de algún modo en el proceso y los fusilamientos de los militantes de ETA y FRAP el 27 de septiembre de 1975. Y todos los soldados forzosos éramos militantes de la izquierda radical e independentista, aunque también había algunos fichados por delincuencia común o por homosexualidad.
  Tanto durante la “mili” como después, seguí siendo candidato para la detención en las periódicas redadas represivas. De un par de ellas me libré. Aunque una de las veces, al no estar yo en casa, se llevaron a mi hermano Javier como rehén para que me entregara y de paso asustarle. También por entonces fue detenido y encarcelado mi hermano Víctor, acusado de colaborar con los GRAPO. Años después los dos fueron también encarcelados y cumplieron largas condenas por su militancia en la organización. También otra hermana nuestra llegó a ser encarcelada por actividades solidarias de la AFAPP (Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos).
  Volví a ser detenido hasta tres veces más entre 1980-83, recibiendo idéntico trato policial y siendo liberado sin cargos. En esos años realizaba un trabajo político legal en las Comisiones de Parados de Vallecas y en la AFAP. Pero a comienzos de 1984 tuve que pesar a la clandestinidad, al no poder ya hacer ninguna actividad política en la legalidad, incorporándome a los GRAPO. Participé en diversas campañas político-militares de aquella etapa: contra intereses franceses, en solidaridad con los refugiados vascos extraditados, por lo desobediencia civil y el impago de los impuestos a Hacienda, por el cobro del impuesto revolucionario o contra la reconversión industrial.
  El 5 de septiembre de ése año 1984 fui detenido en La Coruña tras el asalto a tiros por la policía al piso en el que vivía con Juan García Rueda, militante sevillano de la organización. Ambos nos encontrábamos desarmados y detenidos cuando recibimos numerosos disparos. Él fue ejecutado extrajudicialmente allí mismo. Yo resulté gravemente herido, recibiendo cuatro balazos. Eran los “años del plomo” del PSOE: con la guerra sucia de los GAL por un lado y por otro con las eliminaciones físicas leGALes encubiertas como “enfrentamientos armados”. Así, sólo en los meses anteriores de ese año 84 fueron también asesinados un militante de ETA en Cruces y cuatro de los Comandos Autónomos Anticapitalistas, en Pasaia.
Nuevamente fui torturado: en el piso, en el quirófano del hospital “Juan Canalejo”, en la ambulancia que me trasladaba hasta Madrid. Y hasta en la celda de “período” del Hospital Penitenciario de Carabanchel. Todos los días hasta que terminaron los 10 de incomunicación bajo la Ley Antiterrorista, entraban en mi celda para interrogarme los torturadores de la Brigada Operativa de Madrid.
En diciembre de 1984 fui trasladado a la prisión de Soria, donde estaban agrupados entonces todos los militantes del Partido y de los GRAPO. Durante casi cinco años pude tomar parte en todas las actividades políticas y comuneras de nuestro Colectivo de presos en aquella prisión. Hasta el comienzo de la dispersión y de la huelga de hambre que iniciamos contra ella en noviembre de 1989. Continué la huelga hasta que la abandonamos colectivamente, en marzo de 1991. Fui alimentado a la fuerza en varias ocasiones, tanto en el hospital Gregorio Marañón, en Madrid, como en la enfermería de la prisión de Badajoz. También tomé parte en todas las duras huelgas de hambre de nuestro colectivo durante esos años, en los que pasé también por las prisiones de Meco, Badajoz, Córdoba y Ocaña I. Fui excarcelado en enero de 2001.
Volví a ser detenido, torturado y encarcelado dieciocho meses después, en julio de 2002, cuando desarrollaba un trabajo político y de solidaridad con los presos políticos a través del Socorro Rojo Internacional. Fui condenado a 11 años de cárcel en el juicio-farsa que sentenció que “todo es GRAPO”. Pasé cerca de cuatro años en la prisión de Soto del Real y llevo otros tantos en la cárcel de Córdoba.