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Editorial

Florentino Pérez gana, el Sistema gana

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Una de las grandes consignas del 15M y de su sucesor políticos, Podemos, fue proponer a los ciudadanos el fin del Sistema político y económico que había llevado a España a la cultura del pelotazo, a la corrupción y finalmente a la crisis. Incluso Pablo Iglesias definió a la vieja clase política como una casta y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, llamó asesinos a los bancos que desahuciaban a los que no podían pagar la hipoteca en la que se habían metido. Estaba claro que Podemos, Ahora Madrid y demás organizaciones creadas al calor del 15M tenían como objetivo acabar con ese Sistema, por eso todo el mundo estaba atento a ver qué ocurría con los grandes proyectos urbanísticos nacidos, creados y organizados por el Sistema. Uno de estos proyectos era la ampliación del Estadio Bernabéu.

Vaya por delante la anécdota real que protagonizó un promotor inmobiliario norteamericano que llegó a España para montar, en la época de Alberto Ruiz-Gallardón como presidente de la Comunidad de Madrid, el complejo comercial de Xanadú, en Arroyomolinos. Cuando examinó el proyecto no podía salir de su asombro: “Un centro comercial y de ocio en medio de una autovía, están ustedes locos, ¿dónde se van a meter los coches?”. La contestación fue muy clara: “No te preocupes aquí se hacen las cosas así”. Y su contestación aún más: “Si esto lo hago en Estados Unidos, me meten en la cárcel”.

Tener un estadio de fútbol para cerca de 100.000 personas en pleno centro de Madrid, sin accesos, ni aparcamientos ya es una burrada urbanística, pero que encima se le  dejara coger una zona peatonal para hacer un centro comercial, como hizo Gallardón con la llamada Esquina del Bernabéu, ya era denunciable. Y que se le permitiera meter las Torres de evacuación encima de la acera e invadiendo la calzada, aún más. Una locura que Florentino Pérez intentó rematar, convirtiendo el estadio en un centro comercial y robando parte de la Castellana para hacer un hotel cosa que  la alcaldesa del PP, Ana Botella, y el presidente de la Comunidad madrileña,  Ignacio González, aprobaron con entusiasmo.

El TSJM, gracias a las denuncias de una asociación de vecinos y a los ecologistas, no a la actuación de Manuela Carmena- frenó la operación Bernabéu en verano de 2012 al entender que entraba en conflicto con el interés general. En febrero de 2015 anuló la modificación del Plan General de Ordenación Urbana y en abril volvía a pronunciarse en este sentido atendiendo a una denuncia de Ecologistas en Acción.

Era de esperar que Ahora Madrid y la alcaldesa, Manuela Carmena, tuvieran en cuenta no solo que el macroproyecto primero de Florentino Pérez -que se vino abajo no porque el nuevo Ayuntamiento lo rechazara, sino porque ya lo habían desestimado los tribunales-, era una burrada, sino también que había que intentar recuperar para Madrid alguno de los espacios regalados por los alcaldes anteriores y, sobre todo, impedir que el estadio se convierta en un gran centro comercial sobre unos terrenos que son solo deportivos.

Pero ya se sabe que el Sistema es duro y correoso. Ha bastado algo más de un año para que los sucesores del 15M hayan tragado y hayan legalizado no solo los desafueros de los alcaldes anteriores, sino que lo han intentado vender como si fuera un éxito de ellos, en vez de admitir que el club merengue se ha salido con la suya en lo fundamental: ampliar el Estadio “sin aumentar los metros cuadrados permitidos”, construir unas misteriosas terrazas y alas que no sabemos para qué sirven y meter en el Estadio el llamado complejo de gastrobares y quien sabe si un hotel. Si a eso se suma el acuerdo alcanzado por el Ayuntamiento para “recuperar” el proyecto de urbanización del paseo de la Dirección, que Dragados, otra empresa de Florentino Pérez, abandonó dejando a decenas de vecisnos tirados, pues miel sobre hojuelas, como decimos los madrileños.
 


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