MANUEL BALLESTERO
Marx en su afán y trabajo de precisión conceptual, en el Capital I, capítulo 22 sobre la transformación de la plusvalía en capital y acerca de la producción capitalista a escala ampliada, añade, “transformación de la ley de la producción de mercancías en ley de la apropiación (Aneignung) capitalista”; esta diferenciación indica, que Marx , teóricamente establece, dos fases distintas dentro del proceso de producción de mercancías, fases que conciernen a la naturaleza de la producción capitalista misma.
La trasformación de la plusvalía, su retrotransformación en capital arrastra consigo importantes consecuencias, y por eso Marx tal proceso lo denomina “acumulación capitalista” en tanto que fase de naturaleza específica en la que Marx vuelve a exponer y determinar la función ocultadora del dinero, en cuanto a la naturaleza de las categorías económicas; la plusvalía que se transforma en capital ya no puede, si no teóricamente, diferenciarse del capital inicial, siendo originariamente no obstante una parte determinada del producto bruto ; pero en tanto que simple dinero que se añade al capital inicial y cambiado su modo de existencia (Daseinsform), ya no puede distinguirse de él.
Esta función ocultadora de la forma dinero es la que se establece y se prolonga en el simple cálculo cuantitativo y contable, que permite escamotear el proceso de producción y de explotación del trabajo útil, para reducirse todo a la producción, cuantitativa también, del cálculo monetario o de la mercancía-oro (Sraffa).
Hegel precisamente en su Lógica (Wisseschaft der Logik, I Suhrkamp Verlag, 209) distingue netamente la cualidad que determina de la cantidad no determinada, ya que esta última permite la liquidación de la determinación cualitativa en aras de un simple cómputo de cantidad.
Esta cuestión ontológica gravitará también en la designación neopositivista de los sustantivos por simples funciones (Stegmüller, Haupströmungen…Kroner Verlag, Stuttgart, 554,5).
La precisión conceptual de las categorías económicas en el trabajo teórico de Marx, sigue la general y crítica de las categorías de la Lógica de Hegel (Cf. Mi traducción G. Lukacs, Marx, Ontología del Ser social, Akal, Madrid, 2OO7)
Marx volverá a la reflexión de la acumulación financiera, en tanto que fase recorrida por el capital en su etapa caduca y netamente decadente (La Crise, Union Générale d’Éditions, 1978, Paris)
Independientemente de la modalidad (comercial, de crédito, etc.) las crisis del capitalismo, periódicas, testimonian de una contradicción entre el modo de producción y la capacidad de consumo de la población, y por lo tanto de la realización de la plusvalía contenida en las mercancías. El Capital intenta escapar a esas crisis por su acumulación financiera y no productiva; la regla de oro que el dúo Merkel Sarkozy intenta gravar en el marco de las constituciones europeas, sofoca la inversión productiva y restringe los servicios sociales (enseñanza, salud, transportes públicos, vivienda) al servicio de la población. Como escribe el Manifiesto comunista “La sociedad se encuentra súbitamente relegada a un estado de barbarie. Diríase que una guerra de exterminio le arrebata los medios de existencia”. En estas condiciones, cuando el capital echa mano de todos sus recursos políticos e ideológicos, para lo cual durante años ha acudido a incesante campañas anticomunistas de todo tipo y coloración (roja , verde o amarilla) lavándole la cara, por olvido o mistificación a las formas fascistas de orden y dominio, gracias a grupos intelectivos alguno en busca de reconocimiento otros de poder. Ese proceso, abierto en Hungría por la legislación de Orban y con posibilidades de extenderse por Europa, se ha detenido En Francia con la derrota de Sarkozy a manos de una coalición de izquierdas alternativas, y cuyo programa explicativo y teorizado conviene estudiar con atención.
Marx en su afán y trabajo de precisión conceptual, en el Capital I, capítulo 22 sobre la transformación de la plusvalía en capital y acerca de la producción capitalista a escala ampliada, añade, “transformación de la ley de la producción de mercancías en ley de la apropiación (Aneignung) capitalista”; esta diferenciación indica, que Marx , teóricamente establece, dos fases distintas dentro del proceso de producción de mercancías, fases que conciernen a la naturaleza de la producción capitalista misma.
La trasformación de la plusvalía, su retrotransformación en capital arrastra consigo importantes consecuencias, y por eso Marx tal proceso lo denomina “acumulación capitalista” en tanto que fase de naturaleza específica en la que Marx vuelve a exponer y determinar la función ocultadora del dinero, en cuanto a la naturaleza de las categorías económicas; la plusvalía que se transforma en capital ya no puede, si no teóricamente, diferenciarse del capital inicial, siendo originariamente no obstante una parte determinada del producto bruto ; pero en tanto que simple dinero que se añade al capital inicial y cambiado su modo de existencia (Daseinsform), ya no puede distinguirse de él.
Esta función ocultadora de la forma dinero es la que se establece y se prolonga en el simple cálculo cuantitativo y contable, que permite escamotear el proceso de producción y de explotación del trabajo útil, para reducirse todo a la producción, cuantitativa también, del cálculo monetario o de la mercancía-oro (Sraffa).
Hegel precisamente en su Lógica (Wisseschaft der Logik, I Suhrkamp Verlag, 209) distingue netamente la cualidad que determina de la cantidad no determinada, ya que esta última permite la liquidación de la determinación cualitativa en aras de un simple cómputo de cantidad.
Esta cuestión ontológica gravitará también en la designación neopositivista de los sustantivos por simples funciones (Stegmüller, Haupströmungen…Kroner Verlag, Stuttgart, 554,5).
La precisión conceptual de las categorías económicas en el trabajo teórico de Marx, sigue la general y crítica de las categorías de la Lógica de Hegel (Cf. Mi traducción G. Lukacs, Marx, Ontología del Ser social, Akal, Madrid, 2OO7)
Marx volverá a la reflexión de la acumulación financiera, en tanto que fase recorrida por el capital en su etapa caduca y netamente decadente (La Crise, Union Générale d’Éditions, 1978, Paris)
Independientemente de la modalidad (comercial, de crédito, etc.) las crisis del capitalismo, periódicas, testimonian de una contradicción entre el modo de producción y la capacidad de consumo de la población, y por lo tanto de la realización de la plusvalía contenida en las mercancías. El Capital intenta escapar a esas crisis por su acumulación financiera y no productiva; la regla de oro que el dúo Merkel Sarkozy intenta gravar en el marco de las constituciones europeas, sofoca la inversión productiva y restringe los servicios sociales (enseñanza, salud, transportes públicos, vivienda) al servicio de la población. Como escribe el Manifiesto comunista “La sociedad se encuentra súbitamente relegada a un estado de barbarie. Diríase que una guerra de exterminio le arrebata los medios de existencia”. En estas condiciones, cuando el capital echa mano de todos sus recursos políticos e ideológicos, para lo cual durante años ha acudido a incesante campañas anticomunistas de todo tipo y coloración (roja , verde o amarilla) lavándole la cara, por olvido o mistificación a las formas fascistas de orden y dominio, gracias a grupos intelectivos alguno en busca de reconocimiento otros de poder. Ese proceso, abierto en Hungría por la legislación de Orban y con posibilidades de extenderse por Europa, se ha detenido En Francia con la derrota de Sarkozy a manos de una coalición de izquierdas alternativas, y cuyo programa explicativo y teorizado conviene estudiar con atención.
| < Anterior | Siguiente > |
|---|
